Envasado sostenible
Desde el comienzo de 2019 está en vigor la nueva ley de envasado en Alemania. En ella se establecen estrictas cuotas de reciclaje y reutilización de envases. La introducción de una economía circular que funcione para la industria del envasado y el establecimiento del plástico como un recurso reutilizable y, por tanto, valioso son pasos importantes en la dirección adecuada. Al mismo tiempo, la industria del envasado también impulsa el desarrollo de envases fabricados con materiales alternativos. Y es que además de la introducción de una economía circular para plásticos, la reducción del consumo de plásticos en la fabricación de envases es otro enfoque sensato para favorecer el desarrollo sostenible de la industria del envasado
El 60 % del total de residuos de plástico que generan los consumidores finales hoy en día está constituido por los envases de plástico. En todo el mundo se procesan anualmente unos 325 millones de toneladas de plástico, de los cuales unos 80 millones se utilizan para fabricar envases. Europa, Asia y los Estados Unidos se encuentran entre los mayores productores. Y la producción de plástico va en constante aumento. Se estima que en las próximas dos décadas se duplicará la producción mundial de plástico.
Los envases de plástico presentan considerables ventajas, sobre todo en la industria alimentaria. Combinando distintas capas de polímeros es posible obtener compuestos de plástico cuyo efecto barrera se puede diseñar para responder exactamente a los requisitos del producto envasado. Al mismo tiempo, los plásticos (termoplásticos) ofrecen una gran flexibilidad en cuanto a su forma. Con ello, los envases de plástico proporcionan una protección óptima del producto a lo largo de toda la cadena logística y una seguridad máxima para el consumidor. Además, al prolongar la vida útil de los alimentos, también se reduce el desperdicio de los mismos.
Un enfoque holístico orientado a la consecución de objetivos
Para implementar conceptos de envases sostenibles en la industria alimentaria, es absolutamente necesario contemplar toda la cadena de creación de valor en forma holística. Es decir, desde la fabricación hasta la utilización por parte del consumidor, pasando a través de toda la cadena logística. Además de la introducción de circuitos de reciclaje cerrados, con la consiguiente reutilización de envases de plástico, también resultan muy adecuados los conceptos destinados a reducir el consumo de plástico durante el proceso de fabricación o los conceptos destinados a utilizar materiales alternativos para el envasado.
En el caso del vidrio, papel, aluminio, hojalata y botellas de PET existen ya circuitos cerrados que funcionan para la reutilización. Por ejemplo, en Alemania se recoge alrededor del 99 % de las botellas de PET sujetas al sistema de depósito, devolución y retorno, y se recicla casi el 94 % de ellas.
Sin embargo, en lo que respecta a los envases de plástico, el panorama es bastante diferente. Si bien Alemania, con una cuota de reciclaje de plásticos del 65 %, está indiscutiblemente a la cabeza, por delante de Austria, Bélgica y Eslovenia, este cálculo se refiere únicamente a la cantidad de residuos que llega a las plantas de reutilización, pero no a la cantidad que realmente se reutiliza. La mayor parte de los residuos se clasifica para, por ejemplo, su posterior incineración, o se elimina en el extranjero. Una razón importante para ello es que actualmente muchos materiales no se pueden separar de forma limpia. Esto se debe a que los materiales de envase que se utilizan en la industria alimentaria son principalmente compuestos multicapa. Estos materiales presentan la gran ventaja de que a pesar de un volumen de vertido relativamente bajo, ofrecen propiedades de barrera adaptadas individualmente al alimento en cuestión y, con ello, una protección óptima. Sin embargo, al día de hoy todavía no es posible una separación mecánica a escala industrial.
Actualmente se está trabajando intensamente en el desarrollo de sistemas para el reciclaje de materiales compuestos. El objetivo es introducir una economía circular en la que se pueda dar un uso adicional a los materiales plásticos. En el reciclaje químico, las cadenas de moléculas de plástico se disocian en sus componentes mediante procesos de modificación química, como la hidrogenación, la hidrólisis o la pirólisis, obteniéndose así nuevas materias primas para nuevos envases. A diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en el costoso reciclaje mecánico de botellas de PET, prácticamente todos los plásticos son aptos para el reciclaje, al menos en el caso de hidrogenación y pirólisis, sin necesidad de clasificación previa. De cualquier modo, estas soluciones se encuentran en fase de prueba y, por el momento, no representan una alternativa económica adecuada.
Desarrollo de materiales alternativos reciclables
Un enfoque útil es el desarrollo de conceptos para envases a partir de materiales para los que ya existan circuitos de reciclaje cerrados. Un buen ejemplo de ello son las soluciones de envasado basadas en fibra de papel puesto que, tras su uso, el papel se puede integrar en el circuito de reciclaje de papel ya existente. Incluso si el material se desecha dentro del contenedor normal para envases y no en el contenedor de papeles, en las plantas de reciclaje modernas se puede detectar, extraer e incorporar al circuito de reciclaje de papel.
Con PaperBoard, MULTIVAC pone a disposición del cliente diferentes soluciones para fabricar envases con materiales basados en fibra de papel. Los materiales de los envases, desarrollados en colaboración con los principales fabricantes y que cumplen con los requisitos de la industria alimentaria respecto a la función de barrera y de protección, se pueden procesar en máquinas estándar.
Para la fabricación de los envases MAP y Skin, la gama PaperBoard proporciona soluciones tanto para termoselladoras como para termoformadoras. Las envasadoras pueden diseñarse individualmente para satisfacer las necesidades de rendimiento del cliente.
Así, en las termoselladoras se pueden procesar tanto bandejas de cartón laminado como bandejas de cartón troquelado, que el cliente final puede desechar separadamente. MULTIVAC ofrece tres soluciones diferentes para fabricar envases de fibra de papel en termoformadoras. Para la fabricación de envases Skin al vacío se pueden utilizar compuestos de papel moldeables, disponibles en distintos gramajes y con diferentes capas funcionales. También se puede emplear cartón laminado del rollo como material de soporte de envases skin al vacío. El cliente final puede separar ambos materiales de soporte para su eliminación tras haberlos usado.
Además, MULTIVAC ha desarrollado un concepto de máquina para procesar bandejas hechas de monocartón en termoformadoras. En la horma de formado, estas se dotan de una capa de soldadura de plástico contra la que se puede soldar la lámina skin correspondiente. Este concepto también le permite al cliente final una separación limpia de los materiales de envasado.
Desarollo de monomateriales
Un segundo enfoque es desarrollar envases hechos, en la medida de lo posible, de monomateriales, que se pueden incorporar a los circuitos que correspondan. Desde el punto de vista actual, los materiales de PP y APET resultan especialmente adecuados.
La lámina de polipropileno (PP) es un plástico estándar utilizado con frecuencia en la fabricación de envases. Este material se caracteriza por tener buenas propiedades de barrera, resistencia al calor y estabilidad. De todos los plásticos estándar, el PP es el que menor densidad presenta. Por ello, los envases de PP son más ligeros que otros materiales, lo cual es un aspecto importante para la sostenibilidad y protección del medioambiente. Sin embargo, el procesamiento de este material en termoformadoras resulta más difícil que el de otros plásticos.
El APET (tereftalato de polietileno amorfo) de alta transparencia también impresiona por sus excelentes valores de barrera contra el vapor de agua y los gases. Es resistente a aceites y grasas, y se puede utilizar en un rango de temperaturas de entre -40 °C y +70 °C. Actualmente se utilizan ya bandejas de APET y de otros monomateriales en lugar de materiales compuestos para envasar productos frescos. A fin de que el envasado resulte seguro, para las láminas superiores se utilizan medios finos de soldadura como, por ejemplo, barniz de soldadura.
Sin embargo, cuando se utilizan monomateriales para envasar alimentos, se ha de tener en cuenta la modificación de las propiedades de barrera en comparación con los materiales compuestos utilizados hasta ahora y sus efectos sobre el producto envasado. Además, la supresión de capas funcionales, como las capas de soldadura, puede suponer un cambio en el tiempo de procesamiento de los materiales, lo que a su vez ha de tenerse en cuenta a la hora de configurar los parámetros de procesamiento.
Biopolímeros: ¿una alternativa viable?
En el desarrollo de envases sostenibles, se ha de contemplar la posibilidad de utilizar biopolímeros como alternativa. El término “biopolímeros” engloba dos clases de materiales. Por un lado, hace referencia a los polímeros producidos a partir de materias primas renovables, como el PLA o el PHA, ambos polímeros biodegradables. Y, por otro lado, también se incluyen en esta clase de material polímeros procedentes parcial o totalmente de materias primas renovables, pero no biodegradables, como es el caso de los plásticos PET o PE. Actualmente, el termoplástico PLA se considera una de las alternativas más viables para producir envases termoconformados a partir de biopolímeros extraídos de materias primas renovables. Pero debido a sus limitadas propiedades de barrera y a su escasa resistencia al impacto, el ámbito de aplicación de este material para producir envases termoconformados es relativamente limitado. Por lo general, se utilizan para envasar fruta fresca y verdura.
Para poder dar una valoración integral de los biopolímeros, además de los aspectos económicos (precio y disponibilidad), se debe tener también en cuenta la valorización de los materiales al final de su vida útil. Debido a la falta de información de los consumidores y la falta de sistemas de gestión de residuos consecuentes, actualmente todavía no es posible realizar una separación clasificada de estos materiales. En consecuencia, puede ocurrir que polímeros biodegradables terminen en el circuito de reciclaje de plásticos, en lugar de ir destinados a instalaciones industriales de compostaje.
Los retos actuales
La nueva ley de envasado apunta a la reciclabilidad de envases de plástico y a un aumento significativo de la proporción de reciclaje de los materiales de envasado. Pero la mera fijación de cuotas no es suficiente para alcanzar estos objetivos. Lo que hay que hacer es crear condiciones marco e incentivos para la industria a fin de que se instauren corrientes de reciclaje adecuadas. Pero garantizar una calidad uniformemente alta de los materiales reciclados representa aquí un desafío adicional, pues solo así se pueden transformar en materiales de alta calidad. Si no se separan correctamente, los colorantes, plastificantes o estabilizadores presentes en el material de partida pueden afectar considerablemente a la calidad del material reciclado.
La disminución de residuos de plástico reduciendo el volumen de envasado es también otro planteamiento que va en la dirección adecuada. Actualmente se puede alcanzar este objetivo aplicando conceptos de envasado innovadores, como nuevos moldes o tecnologías innovadoras de maquinaria para la fabricación de envases, que garanticen una reducción en el consumo de material o un mayor rendimiento del mismo.
16.04.2019